Quienes somos

Dicen que Sarmiento, mientras huía, escribió "Bárbaros, las ideas no se matan". Pero no tuvo en cuenta que sí se podían matar a quienes tenían ideas.

En realidad, quienes tienen el poder suficiente para imponer productos, manejar el mercado, tener la sartén por el mango y el mango también, como decía la recordada María Elena Walsh, ni siquiera necesitan matar para acallar ideas, imponer sus puntos de vista, sus ideología, sus teorías y hasta al mismo "sentido común", una de las últimas salvaguardas para que su sociedad se mantenga incólume.

En la década del sesenta, frente a ese modo de vivir, a esa sociedad que se autoreferencia como "Occidental y Cristiana", se desarrolla un auge de la lucha contra las injusticias, contra la explotación, por un mundo distinto, sin guerras, sin hambre, sin explotación. Fenómeno que afecta tanto a la Argentina como a otros países del mundo.

Influidos por los movimientos anticolonialistas que se afianzan a partir de la Segunda Guerra mundial, por la Revolución Cubana y por la heroica lucha del pueblo vietnamita contra el ejército más poderoso del mundo, sectores estudiantiles y de la juventud obrera y trabajadora, desarrollan distintos tipos de movimientos y luchas en Europa (Francia, Italia, entre otros), en América Latina (Argentina, México, entre otros) y hasta el propio seno del gendarme del mundo, se ve sacudido por las luchas contra el racismo, por los derechos civiles y en contra de la guerra de Vietnam

Aquí en Argentina surgen durante el inicio de la dictadura de Onganía grupos muy minoritarios que se oponen a la misma, mientras que los partidos tradicionales, los aparatos sindicales, los medios de comunicación, la Iglesia Católica y otros apoyan a la autodenominada "Revolución  Argentina".
Y aquellos grupos tienen algo en común: están en contra del golpe de Estado, pero también contra una posible salida electoral pues consideran que ambas opciones dejan en pie las causas de la miseria, de las injusticias y de la explotación.
De allí que una de las consignas principales y unitarias de la época fue "Ni golpe ni elección: Revolución".  Diferían entre sí  tanto en lo que hace a qué tipo de revolución era necesaria, como el camino para arribar a ella.

Con el tiempo, estos grupos van tomando más predicamento, dado el proceso de auge y radicalización de las luchas obreras y estudiantiles, y todo parece indicar que por fin la ansiada liberación está cercana.

También los partidos políticos tradicionales se ven afectados por este proceso, especialmente en el peronismo, el partido comunista, el socialista, el radical, y nacen o se consolidan en su seno tendencias de izquierda, varias auto definidas como revolucionarias, cada uno con su impronta, llegando incluso a disputan el poder a sus direcciones tradicionales o a desconocerlas o a producir fracturas organizativas. Lo mismo ocurre con el sindicalismo, que ve aparecer el sindicalismo antiburocrático y el clasista.
El proceso es peligroso para la clase dominante, por lo que necesita abortarlo.

Para ello la dictadura militar recurre a las instituciones políticas (los partidos) que ayer despreciaba. Y al viejo lider, denostado y prohibido por décadas, lo convocan para que venga como "prenda de paz", a pacificar el país, es decir, a desmovilizar y parar los procesos de radicalización.

Pero no convencidos con que fuera suficiente, comienza el plan represivo más sistemático que se aplicó en nuestro país, primero de a poco, casi clandestinamente, pero luego de muerto Perón, desde el Estado democrático, ordenando el llamado Operativo Independencia y dando instrucciones de aniquilar a la "subversión", que no era solamente la armada, sino también la fabril, que tanto preocupaba al radical Balbín y a los sectores que él representaba o a la Iglesia, pues el movimiento subvertía los valores sacrosantos, es decir, la moral (vaticana), la propiedad, la familia, la tradición.

Finalmente los sectores económicos más poderosos (Sociedad Rural, grandes corporaciones, incluyendo las mediáticas, el capital financiero, entre otros) deciden tomar el poder directamente a través de los militares y se produce el golpe de Videla en marzo de 1976.

Y si en la década de los sesenta y principios de los setenta, por cada militante asesinado mil tomaban sus banderas, a partir del 75, por cada activista o militante asesinado o detenido desaparecido, mil abandonaban la lucha y hasta las banderas.

A esto hay que sumar que el proceso de desindustrialización y apertura económica iniciado por  Adalbert Krieger Vasena y profundizado por José Martinez de Hoz y Domingo Cavallo, provoca que físicamente la propia clase obrera se vea diezmada dada la cantidad de industrias, fábricas, empresas que cierran. Esto fortalece las posturas individualistas y del "sálvese quién pueda" de los que aún conservan el trabajo y muchos de los que no, sumiéndose en la marginación, la impotencia y la pérdida de la dignidad , al ver perdidos sus trabajos sin posibilidad de ser contratados nuevamente por nadie.

Ya no hay lugar a más luchas reivindicativas con posibilidad de éxito. Las que se dan son derrotadas. Sólo sobrevivir, mantener el trabajo, incluso al precio del sometimiento y una mayor sumisión.

Naturalmente este proceso afectó profundamente a todos los grupos y tendencias políticas más radicalizadas. En el caso de los grupos que provienen de partidos tradicionales,  tienen posibilidad de algún tipo de sobrevivencia al amparo de las estructuras y de la mimetización. Pero a aquellos grupos que habían aparecido en los sesenta los hacen desaparecer. Y si muchos de ellos entonces eran conocidos sólo en sus entornos y zonas de influencia o por la militancia del lugar, sus historias, sus materiales y sus ideas se pierden en ese mar del olvido tan tenazmente buscado y provocado por la clase dominante.

Pero las causas que les dieron origen a su surgimiento siguen en pie. 

Y la historia de la humanidad, o mejor dicho de las luchas de un sector de la humanidad contra otro por un mundo mejor, muestra que hay flujos y reflujos, avances y retrocesos, épocas de reacción y épocas de cambio. E ideas, teorías, propuestas que desaparecieron de la escena, así como sus partidarios, si tenían algo valioso tarde o temprano vuelven a ser producidas por otras personas y en otras épocas y lugares. 

Espartaco y sus compañeros y compañeras perdieron sus luchas, pero una y otra vez fueron levantadas las banderas contra la esclavitud hasta que, generaciones después lograron imponerse. (aunque aquella lucha aún tiene vigencia en algunos países y quedan fuertes resabios en todos los países, empezando por EEUU).

No es descabellado entonces suponer que, aún cuando en este momento no asistamos a un proceso de luchas y de radicalización de las mismas a nivel mundial, se empiezan a abrir grietas a  la hegemonía de varias décadas del pensamiento y de la política liberal y neoliberal. Y lo que hasta ayer se consideraba natural y obvio, hoy se pone en duda. Así, frente al olvido, comienzan a tener mayor predicamento quienes desde hace mucho vienen bregando por recuperar la memoria, no sólo para combatir la impunidad, sino para no incurrir una y otra vez en el "error" de golpearse con la misma piedra, error que es mortal para nuestros pueblos.

Es en ese contexto que en Argentina, donde las políticas tradicionales quedaron en evidencia en el 2001 como incapaces incluso de mantener una economía capitalista "normal", surgen procesos como el kircherismo y con él un clima distinto que posibilita y hasta estimula la recuperación de historias, de intentar poner freno a la impunidad, de admitir derechos a minorías, como la aborigen o los homosexuales, hasta ayer ignorados o peor aún, aplastados.

Esta recuperación de la memoria pasa en primer lugar por lo más grave, el genocidio perpetrado por la dictadura cívico-militar.  Pero también se continúa por la recuperación de la memoria de un sector político de aquella época, el más fuerte, el con mayor militancia, el con mayor número de compañeros asesinados.
Así asistimos a una generación de la juventud que rompe con el apoliticismo y el no te metás impuestos desde 1976 en adelante, o de la antipolítica de los 90 y principios del 2000 y busca protagonismo, llena los actos y también la blogfera, escribiendo, denunciado, produciendo ideas, discutiendo, acercándose a los materiales que han sido rescatados de sus antepasados políticos, de sus principales teóricos o militantes.

Pero es improbable la fácil recuperación de la memoria de los sectores  anticapitalistas que nacen al calor de las luchas obreras y estudiantiles de aquella época, minoritarios, que llevaban el cuestionamiento más a fondo, que ponían en tela de juicio a los partidos tradicionales, izquierda incluida. Con documentos teóricos, volantes, discusiones en asambleas o reuniones ponían en evidencia las políticas (de derecha, centro e izquierda) que en Argentina -y en distintos lugares del mundo donde pudieron ser aplicadas-, llevaban al fracaso y a la frustración y lo que es peor, al reforzamiento de las condiciones de explotación y de injusticias.

Es improbable porque dichos grupos no contaban con estructuras organizativas de años, ni aparatos, por lo que sus producciones teóricas-politicas se hacían con medios precarios, siempre en condiciones de semi clandestinidad o clandestinidad, con la divulgación mano a mano. Y teniendo en cuenta lo que pasó en Argentina con la atroz represión, y que por entonces no existía Internet, es probable que la mayoría de sus materiales, si no caían confiscados por las fuerzas de seguridad, tuvieron como destino el fuego, la basura o el entierro.

No obstante lo difícil, aquellas producciones existieron y vale la pena rastrearlas y conocerlas, no por un afán historicista, sino porque pueden contribuir a debates actuales y futuros, ya sea en sus errores o en sus aciertos.

Eso es lo que nos proponemos.  Rastrear dichos materiales, digitalizarlos y publicarlos en este sitio, para ponerlos a disposición a aquellos y aquellas que sin prejuicios, sin intolerancia, con ganas de cuestionar y cuestionarse, se asomen a una parte del mundo de las ideas y de las luchas que se han intentado hacer desaparecer.

Comenzamos la tarea poniendo a consideración un folleto/libro producido meses después de la derrota argentina en la guerra de Malvinas, que es una recopilación de materiales, volantes, que se repartieron por distintas personas y grupos prácticamente desde el mismo momento en que la dictadura cívico-militar de Galtieri decide tomar las islas. Naturalmente en contra de lo realizado por Galtieri.

Y seguiremos próximamente con un folleto titulado "Mayo del '69. La llama que no ardió", que es un análisis de lo que ocurrió en Argentina en mayo de 1969, contado por protagonistas de aquel entonces, pero en 1989, en el veinte aniversario del Cordobazo.

Esperamos que la propuesta sea de interés.

Si cuenta con documentos de la época que no hayan sido publicados, o quiere colaborar con el proyecto, en "Contacto" ponemos tanto cómo comunicarse con nosotros así como como se puede participar.

Viejo Archivista
Mayo de 2012