Allí nace lo que se llamó "Propuesta Internacional", que fue publicada y enviada a algunos otros grupos del mundo (en aquel entonces no había Internet) en marzo de 1986.
El cuadro de situación que allí se describe no se aleja demasiado al actual y las tareas allí planteadas como necesarias siguen pendientes.
Las respuestas recibidas pusieron de manifiesto muchas de las dificultades y trabas que afectan hoy a las fuerzas clasistas que defienden la necesidad y posibilidad de la revolución social, donde el sectarismo, la soberbia, la ausencia de balances críticos, de conclusiones que permitan explicar el absoluto dominio de la burguesía a pesar de sus crisis y problemas y la diáspora en que están inmersos la mayoría de los grupos que se reclaman revolucionarios.
En la propuesta se pone de manifiesto otra concepción del internacionalismo proletario a la que hoy impera y de alguna manera plantea un conjunto de cuestiones que hoy siguen vigentes y son claves de resolver para tener un futuro distinto.
Reproducimos aquí el texto completo. El viejo archivista.
PROPUESTA INTERNACIONAL
A LOS GRUPOS Y MILITANTES QUE LUCHAN
POR LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL
El 22
y 23 de Febrero de 1986, un grupo de militantes de algunos países
(especialmente de Argentina y Uruguay) se reunieron en Uruguay para
discutir sobre actual la situación mundial y las tareas del
proletariado revolucionario.
Entre
ellos hubo el consenso generalizado de que ante los ataques que la
burguesía mundialmente da contra el proletariado y ante la actual
situación de debilidad, dispersión y aislamiento de las pequeñas
fuerzas clasistas y revolucionarias es necesario trabajar
mancomunadamente para revertir la situación, combatiendo el
sectarismo y el nacionalismo implícitos en ciertas concepciones del
trabajo internacional, y como un intento de aportar a modificar esta
situación, las compañeras y compañeros presentes dan a conocer las
siguientes ideas y propuesta internacional.
ALGUNAS
CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS PREVIOS
Puede
parecer extraño que desde aquí y "de golpe", unos pocos
grupos y activistas seguramente desconocidos en general, lancen un
llamado, una propuesta a todos aquellos que en diversas partes del
mundo, con mayor o menor fuerza, con mayor o menor claridad, levantan
en alto la bandera del internacionalismo proletario, de la revolución
proletaria mundial.
Pero
no es "de aquí" ni "de golpe" que surge una y
otra vez el grito angustiante de minorías revolucionarias que buscan
romper el cerco tendido por el capital, que asisten impotentes a los
terroríficos golpes que la burguesía descarga sobre el proletariado
y sobre ellas mismas, que tanto en los períodos de alza de la lucha
de clases como en los momentos de la contrarrevolución más violenta
"descubren" una y otra lo que significa el aislamiento, la
debilidad de sus pequeñas fuerzas; debilidad no sólo numérica,
sino fundamentalmente política ya que es imposible local o
nacionalmente resolver los problemas que el momento actual impone a
los revolucionarios.
Estamos
convencidos de que en distintos lugares del mundo han surgido grupos,
activistas, que no encontrándose identificados con la izquierda
tradicional (estalinistas, trotskistas y sus variantes), con las
políticas de ayudar a la burguesía a resolver sus problemas, con
los planteos de cambiar la forma estatal de la dominación burguesa o
con apoyarla en sus guerras, han tratado de elaborar una política
distinta, que reivindicase la autonomía de la clase obrera frente a
la burguesía y la lucha para destruir su dominación y su Estado,
sin admitir fases o pasos previos (democráticos).
Y
sabemos lo que es ir contracorriente, sin ningún apoyo a quien
recurrir, sin posibilidades inmediatas de reapropiación de
experiencias históricas del proletariado revolucionario, sin
materiales teórico-políticos fundamentales y en un ambiente
represivo y peligroso.
Si
para algunos ciertas definiciones o posturas son el "ABC"
algo de lo cual no se habla o escribe de tan obvio, para cada uno de
nosotros llegar a escribir la palabra A significó un largo
proceso de luchas, desgarramientos, miedos e incertidumbres.
Aquí,
en las escuelas, enseñan una frase de un "prócer"
del siglo pasado: "Las ideas no se matan". Sin embargo,
hemos aprendido que se mata a quienes tiene ciertas ideas (y
posiciones), y que la clase dominante puede obstaculizar por un largo
período la reabsorción, conocimiento, vinculación y desarrollo de
las experiencias, ideas y posturas que en las diferentes áreas del
mundo vive y construye el proletariado revolucionario.
Es
así que, paradójicamente, fue menester una monstruosa represión
(con la consiguiente diáspora) y una guerra (Malvinas) para saber
aquí que existieron en el mundo diversas corrientes y grupos
radicalizados; para conocer -y todavía muy poco- las experiencias de
Alemania y otros lados luego de la primera guerra; para saber de
otras posturas en la guerra civil española que no fueran las
franquistas y republicanas. Y que hay otra historia (que casi no
conocemos) que nos es más cercana.
Y no
solo eso, a partir de allí tuvimos la confirmación de que en la
actualidad existen grupos que no se inscriben en las variantes
tradicionales, muchos que aún no conocemos y otros de los cuales no
sabemos aún ni cuanto ni como han roto con el capital y sus
fracciones, pero que expresan en diverso grado distintos momentos de
ruptura con la política del capital.
Pero
si hoy conocemos que ello existe, eso no significa que la actual
situación de aislamiento y debilidad, haya cambiado. Por el
contrario, todavía ni siquiera llegamos a saber lo que está
ocurriendo no ya en un país lejano o limítrofe, sino siquiera
en una ciudad cercana, hasta en un barrio vecino. Y no se entienda
esto como una curiosidad o una cuestión periodística: en Argentina,
por ejemplo, hay continuamente días en que hay varios millones de
obreros en conflicto..... Sin que entre ellos exista ningún tipo
de coordinación, a veces sin que se sepa siguiera de su lucha,
lo que ocurre en todos lados. Y si esto es así con movimientos
relativamente masivos, peor aún con el contacto y conocimiento de
las vanguardias que surgen durante esas luchas o bajo su influencia.
Y
estamos convencidos que en los países donde vivimos, como en otros
lados del mundo, surgen grupos obreros o de activistas que tratan de
romper con las políticas de conciliación, de subordinación a la
burguesía, pero que, a falta de un referimiento internacional,
con la fuerte presencia de la burguesía en el movimiento obrero,
terminan sucumbiendo absorbidos por alguna fracción del capital o
simplemente disgregados, extinguidos.
Pocos
son los que logran superar los primeros golpes, y los que lo hacen,
tiene ante sí una perspectiva incierta, donde la soledad política,
el tener que andar y desandar los pasos, recorrer callejones sin
salida, el partir casi de cero en numerosos temas se transforma en
una realidad cotidiana, desgastante, que mina las pequeñas fuerzas,
ya de por sí golpeadas política y económicamente. ¿Es que no hay
otra alternativa que esta? ¿Es que la gestación de una política
internacionalista revolucionaria, o al menos esbozos de la misma,
será así, paso a paso, grupo a grupo, ciudad por ciudad, nación
por nación, generación por generación? ¿Todos y cada uno deben
recorrer los mismos pasos; enfrentar los mismos problemas, darse los
mismos golpes, deletrear las mismas letras, elaborar las mismas
palabras, para después de un largo tiempo y camino, ya fuertes y
"partido", confluir con otros "iguales" o, en su
defecto, "extenderse" a otras naciones.?
No
creemos que esa sea la única opción, ni siquiera creemos que pueda
salir algo bueno de ella. Por el contrario, pensamos que la única
alternativa es, desde el vamos, la internacional. Así como es una
mistificación hablar de Sociedad Comunista mientras exista un solo
país capitalista en el mundo, lo es hoy hablar de internacionalismo
proletario concibiéndolo a éste como la solidaridad con las luchas
obreras en el mundo o frases pomposas de vez en cuando contra la
guerra, el armamentismo o el imperialismo.
Internacionalismo
proletario tiene para nosotros otra significación e implica hacer un
esfuerzo para superar la genérica solidaridad ya que las
dimensiones internacionales de la revolución proletaria exigen
entrelazar y unificar los esfuerzos para delinear una estrategia
única a nivel mundial, y su correlato politico en las tareas que
enfrentamos en las diversas áreas y países.
Naturalmente
no se resolverá ello con voluntarismo ni de hoy para mañana,
tampoco será obra de un largo y prolongado trabajo "educativo"
o "científico", como lo concebía la Segunda Internacional
(y no solo ella), de "acumulación de fuerzas" ("ganar
militantes uno a uno", "Elaborar La Teoría" y
estructurar La dirección que en su momento Deberá ser Reconocida)
para un futuro enfrentamiento, demasiado lejana, mientras que en la
realidad cotidiana se daba la resistencia y la lucha del proletariado
contra el capital. (La que en los hechos, para estas variantes, hay
que controlar, tapar, aislar de manera tal que esté adecuada para
las "tareas" de siempre: apoyar a alguna fracción de la
burguesía en contra otra supuestamente peor).
Si el
partido de la clase obrera no es un grupo político que en un país o
varios se pone tal nombre, si desacordar con "el partido para la
clase obrera" y reivindicar "La clase obrera organizada
como clase, es decir, como Partido" no es un simple juego de
palabras, si rechazamos las ideas socialdemócratas (stalinistas,
troskistas, etc) del Partido como el aparato (intelectuales, obreros,
etc.) portavoz de la Verdad que se constituye voluntariamente y en
una nación y que espera el reconocimiento de las incultas masas y de
la Internacional como una federación de partidos (o de uno que se
extiende a otras naciones), ello implica romper con esas concepciones
y prácticas totalmente contrapuestas al internacionalismo proletario
y que sólo son formas de manifestar y defender el nacionalismo.
Entre
ellas son las más evidentes concebir el desarrollo del propio grupo
(o de los propios grupos) como una cuestión local o nacional, con el
objetivo de conseguir una determinada fortaleza para luego si,
dedicarse a tomar contactos con otros grupos de otros países a los
cuales hay que absorber o desenmascarar generalmente mediante
discusiones y declaraciones.
Los
contactos internacionales se consideran como una cuestión de
"propiedad privada" e impera la práctica de la
bilateralidad, la que incluye cada "x" años
momentos de encuentro para reunirse en unas "naciones unidas"
de "revolucionarios". La práctica de los partidos de la
Segunda Internacional es un buen ejemplo de esto.
Pensamos
que ese camino sólo conduce a nuevas frustraciones y
mistificaciones, por lo que se hace necesario luchar contra todos los
intereses, concepciones y sectarismos que producen y reproducen las
divisiones creadas por la burguesía en la defensa de sus mercados
internos, de sus estados, de "sus" proletarios, es decir,
de la plusvalía que les extraen.
SOBRE
ALGUNAS PREVENCIONES
No
sabemos si lo escrito alcanza para presentar esta propuesta y
fundamentarla o si se requerirá mayor desarrollo. Creemos sí, que
es necesario hablar sobre algunas prevenciones.
Seguramente
muchos preguntarán ¿Quiénes, hasta donde y como confluyen en la
perspectiva internacionalista proletaria? ¿Cómo determinarlo?
¿Quién lo hace?. Es evidente que nadie piensa en hacer un trabajo
común, ni siquiera un volante, con alguien a quien define enemigo. Y
con el enemigo de clase no cabe conciliación o entrismo. Pero no
solo existen enemigos. Y no se puede negar que entre grupos y
personas que no lo son, muchas veces hay intolerancias, visiones
estáticas, sectarismo. Hay una política de las diferencias, una
disputa de la "clientela" común, un nacionalismo o "un
cuidado de la quinta (parcela) propia" maquillada de
intransigencia.
En
una propuesta internacional no podríamos eludir este problema. Es
natural que a nadie se le ocurrirá trabajar en una perspectiva común
con un grupo de la IV Internacional o con el maoísmo tercermundista.
Pero si el carácter de clase enemiga es evidente en ciertos casos,
en otros es más sutil, por lo que establecer una línea de
demarcación no siempre es sencillo y mucho menos cuando buscamos un
punto que implique un paso adelante en la actual situación de
debilidad, aislamiento y dispersión.
Creemos
que es imposible elaborar un conjunto de puntos "programáticos"
que sean a prueba de oportunistas, salvando que sea algo tan definido
y profundizado que sólo pueda acordar el propio grupo, y en una de
esas, ni siquiera.
Tampoco
se puede pretender que en cada país del mundo, grupos o singulares
militantes hayan madurado del mismo modo que en otras zonas y que
tengan tales o cuales definiciones, que por extendidas que estén en
ciertos lugares, son producto de una historia no compartida y de la
cual, como ya señalábamos, poco o nada se sabe en otras áreas.
En
contrapartida, la huelga de casi un año de los mineros ingleses, sin
que hubiera un intento serio de tratar de coordinar una respuesta
conjunta de diversos grupos y militantes desparramados por el mundo,
no sólo habla de debilidad y limitaciones. Habla de sectarismo, de
aquellas concepciones sobre la lucha de clases y del partido que ha
elaborado tan bien la socialdemocracia. ¿Y ante la guerra entre Irán
e Irak? ¿Y ante Sudáfrica? ¿Y Bolivia y tantos otros lugares donde
el proletariado se bate o recibe los golpes más fuertes? ¿Qué
respuestas aunque sean mínimas se han tratado de integrar a nivel
internacional?
¿Cómo
aportar a resolver esto? ¿Cómo definir los discriminantes para
reconocernos de manera tal que impedir que desde el inicio la
propuesta para comenzar a superar la situación actual nazca muerta?
(Porque es tan ambigua que sería una bolsa de gatos o porque es tan
estricta que sólo "entraran" quienes ya vienen realizando
un trabajo juntos?).
Para
nosotros ese criterio de reconocernos es la práctica y sobre ella
tratará la segunda parte de la propuesta en sí. Aunque ni ella ni
nada puede eludir lo fundamental, la única "garantía": la
lucha.
PROPUESTA
INTERNACIONAL
Con
el objetivo de:
contribuir
a modificar la actual situación de debilidad de las pequeñas
fuerzas revolucionarias y clasistas desparramadas por el mundo,
potenciando las posibilidades de acción en la lucha de clases;
y de
ir consolidando y ampliando lo que hoy son convergencias esporádicas,
en la perspectiva de organizar y centralizar una tendencia
internacionalista proletaria que, hoy, con limitaciones y seguramente
errores, existe;
proponemos
promover:
1)
Una respuesta coordinada ante ciertos ataques del capital
(p.e. en la cuestión de los mineros ingleses, de los trabajadores en
Sudáfrica, Irán-Irak, etc.): volantes y campañas comunes,
indicaciones políticas, momentos de efectivo enlace y orientación
ante cuestiones concretas y graves que afectan al proletariado
mundial.
2)
Una información internacional
a- de las luchas obreras, propagandizando, de
acuerdo a las posibilidades, sobre las más importantes que se
realizan en cada región (o país) para repercutirlas en otras e ir
afianzando la realidad del internacionalismo proletario y el
compañerismo proletario.
b- de los diversos grupos políticos, no sólo de
los participantes de la propuesta, sino también en los enemigos,
pues es un elemento necesario para la lucha política contra ellos
c- de la experiencia histórica, de los materiales
producidos en la larga lucha el proletariado contra el capital y toda
explotación.
3) La
polémica teórico-política en vistas a toma de posturas
conjuntas y como contribución al desarrollo de una política
revolucionaria.
Entre
aquellos que no sólo comparten un conjunto de puntos sino que
efectivamente coinciden en una práctica y llevan adelante todos los
puntos de ésta propuesta, en particular el punto 1 (acción común),
se hace vital organizar la polémica y sólo para ellos proponemos
dos cosas:
4) La
organización internacional de la correspondencia, lo que
conlleva la creación de una red fluida de intercambio y
comunicaciones que debe ser una de las bases materiales para el punto
7.
5)
Una revista internacional, que no es concebida como un
conjunto de posturas políticas de los diversos grupos abrochadas
bajo una tapa "colectiva". Por el contrario debe ser un
instrumento para consolidar la actividad en común realizada, para
propagandizar y fundamentar las posturas compartidas y, por supuesto,
para dar la necesaria polémica pública sobre las cuestiones vitales
que hacen a las tareas del momento, las actividades propuestas y
sobre temas "abiertos" que de común acuerdo se considere
necesario incluir.
6) En
la medida que los acuerdos así lo posibiliten, estimular la
participación de otros grupos en la propia prensa y viceversa, así
como la difusión de materiales de los grupos intervinientes.
7)
Propender a crear una polémica "interna" común es decir,
no limitarse a la polémica "oficial y pública" de grupo a
grupo, sino también la polémica de los comunistas ante problemas
"abiertos".
Todas
las actividades y decisiones que tomen los grupos intervinientes
serán de común acuerdo, es decir, por unanimidad.
¿A
QUIENES HACEMOS ESTA PROPUESTA?
1.
A quienes en el mundo
realizan una lucha contra los ataques del capital, contra todas las
guerras imperialistas o interburguesas, contra todos los Estados
burgueses (cualquiera sea su forma y color) con el objetivo de que la
clase obrera imponga su dictadura contra la burguesía, su sistema
social y contra toda forma de explotación.
2.
A quienes no apoyan a
algún sector burgués frente a otro, sino que luchan contra todos
ellos. Por eso no propician frentes policlasistas ni adhieren o
participan en ellos.
3.
A quienes asumen
prácticamente que "los obreros no tienen patria";
consagrada frase que no sólo dice que los obreros no pueden defender
lo que no tienen sino que "se puede" y debe "intervenir"
en las luchas y tareas planteadas en los diversos países del mundo,
a pesar de que ello, desde el punto de vista burgués, pueda ser
considerado como una intromisión y contra de "el derecho de las
naciones a la autodeterminación". Derecho este que es
reivindicado y defendido cada vez que el proletariado revolucionario
o sus vanguardias estrechan las filas internacionales frente a su
enemigo de clase, derecho que es pisoteado cada vez que se trata de
reprimir y masacrar a los movimientos revolucionarios.
4.
Justamente por ello
luchan contra las políticas de "defensa de la economía
nacional", de "reactivación", de "sacrificarse
para resolver la crisis" ni avalan políticas expansivas de la
propia burguesía, ni siquiera cuando esta sufre ataques económicos,
políticos o militares contra sus propios estados. Siempre luchan
contra toda la burguesía, tanto la local como la extranjera.
5.
A quienes combaten a
todas las fuerzas e ideologías que pretenden encadenar a los
proletarios a la economía y política de un Estado nacional, y
desarmarlo, con el pretexto del "realismo" o del "mal
menor".
6.
A quienes no se
proponen "recuperar" o "reconquistar" los
sindicatos. Por el contrario, los caracterizan como -instrumentos e
instituciones de la burguesía y de su estado. Por ello no pueden, de
ningún modo, representar hasta el final los intereses inmediatos de
la clase obrera y mucho menos los intereses históricos del
proletariado. Tampoco son permeables, de modo alguno, a los intereses
revolucionarios de la clase.
7.
A quienes están de
acuerdo que una de las tareas sobre ese terreno es llevar hasta el
fondo la batalla contra la línea política de colaboración de clase
sostenida por los sindicatos y la de contribuir a tornar
irreversibles la ruptura entre la clase y los sindicatos.
8.
A quienes en la medida de
sus posibilidades contribuyen a reforzar todas las tentativas el
proletariado de asociarse para enfrentar, incluso parcialmente, al
capital. A extender, generalizar y profundizar las luchas de
resistencia y contra el capital.
9.
A quienes promueven la
lucha contra todas las variantes de la represión capitalista, tanto
la que ejercen las fuerzas militares oficiales (estatales) del orden,
como sus colegas civiles de izquierda y derecha del capital. Y dentro
de sus posibilidades colaboran con los grupos hermanos que sufren los
embates represivos.
10.
En la lucha contra la
burguesía y su estado, estas vanguardias combaten implacablemente
a quienes se dedican a criticar simplemente una de las formas que
asume la dictadura de la burguesía (la más violenta, militar, de
facto) y defienden la democrática o luchan por su ampliación.
11.
Por ello, en la opción
burguesa de fascismo-antifascismo, denuncian el carácter de clase
burgués de los frentes antifascistas y de la democracia y plantean
la necesidad de luchar por la destrucción del Estado burgués, no
importa bajo cual forma se presente, con el objetivo de abolir el
sistema de trabajo asalariado y eliminar mundialmente la sociedad de
clases y toda forma de explotación.
12.
A los que el
internacionalismo proletario implica, en primer lugar, lucha contra
la propia burguesía, derrotismo revolucionario en caso de cualquier
guerra que no sea la guerra de clases del proletariado contra la
burguesía por la revolución proletaria mundial.
13.
A los que, más allá de
las diferentes teorizaciones sobre el Partido, coinciden en que el
mismo será internacional desde su inicio, o no será.
14.
En fin, a los que, de
acuerdo a sus fuerzas y condiciones, definen sus tareas en la lucha
contra la burguesía orientadas en dos aspectos fundamentales:
a)
Impulsando el desarrollo de la autonomía de clase del
proletariado y
b)
Contribuyendo a la construcción y desarrollo de la política
internacionalista proletaria y su partido mundial.
Es decir, si bien en
función de las situaciones particulares los medios, tareas y
prioridades pueden adoptar formas diferentes, todas ellas se
relacionan con una única perspectiva: la constitución de la
clase obrera en fuerza mundial para destruir el sistema capitalista.
ACLARACIONES
FINALES
Creemos
que las anteriores formulaciones pueden y deben ser mejoradas,
corregidas, completadas: No nos aferramos a defender al pie de la
letra esta propuesta sino su sentido general.
En
discusiones previas que dimos sobre la actual situación y como
comenzar a modificarla, hubo compañeros y compañeras que
manifestaron un cierto pesimismo sobre la receptividad con que será
acogida la misma y las posibilidades de realización.
Creemos
que ante los terribles golpes que la burguesía da contra el
proletariado en su búsqueda, a veces desesperada, de resolver
sus problemas, ante las posibilidades (y realidades) de la guerra
interburguesa, ante las masacres contra trabajadores, trabajadoras,
niños, ancianos que se repiten en diversas partes del mundo, y ante
la montaña siempre creciente de tareas que a los revolucionarios
impone la hora actual, no cabe la política de sectas, las
mezquindades, los "dejar para después", ni la defensa
implícita o explícita del actual "status quo".
El
reconocimiento de la actual situación debe traducirse en una
iniciativa política capaz de recuperar terreno perdido y superar las
graves limitaciones. Por ello, el empeño común, debe ser la lucha
por un cambio radical en las relaciones internacionales entre los
revolucionarios, es decir, pasar de simples pasadas de posiciones (a
veces, ni eso) hacia la toma de posturas comunes ante el ataque que
la burguesía hace contra el proletariado, hacia coordinaciones
imprescindibles, dirigiéndo la reflexión y el debate hacia
cuestiones que consoliden una perspectiva común.
Entre
las "objeciones" que pueden hacerse con respecto a la
viabilidad de esta propuesta, está la de ¿cómo se concretaría?
Allí
están los cinco puntos para, acordando con todos ellos, estudiar
cómo organizar su realización. No pretendemos aquí dar una
respuesta a cada uno de los interrogantes y problemas, sino
manifestar un compromiso de lucha por su concreción.
Es
evidente que para contar con una ejecutividad y rapidez para ciertas
cosas, implicaría encuentros físicos. Creemos que no
necesariamente, es decir, en la actualidad nos parece muy difícil de
lograr, al menos para los que vivimos por esta zona del mundo.
En
estos momentos no vemos condiciones para organizar una reunión
genuinamente internacional: el viajar al extranjero para nosotros
está económicamente vedado. (Un viaje de más de 8.000 km equivale
a más de 15 sueldos mensuales. (Más de 20 si tomamos el mínimo
definido por el Gobierno).
Por
ello estimamos que en un primer momento las conexiones, las
discusiones, al menos entre los no europeos y con ellos, se harán
por correspondencia. Ello alargará los tiempos, hará más
dificultosa la tarea, pero no es imposible ni mucho menos. (Una carta
de Europa aquí, por ejemplo, si no hay huelga, tarda de 15 a 20
días)
Las
condiciones de seguridad (quien confía en la legalidad no sólo es
un gil -ingenuo- sino un peligro para los revolucionarios) también
incorpora trabas, pero pueden y deben ser resueltas.
El
lenguaje también presenta inconvenientes. Por nuestro lado, y hasta
este momento, el único en que podemos llegar a escribir es el
español. Y de leer solo muy minoritariamente y con limitaciones el
italiano, portugués o inglés. Con imaginación alguien podrá
captar algo de francés, pero nada que hacer con el alemán. Los
otros "no existen". Teniendo en cuenta esto, no tendrá la
misma circulación y rapidez lo que venga en castellano que en los
restantes idiomas en el orden planteado.
Para
terminar, la iniciativa que presentamos está expuesta en su parte
fundamental. Aquellos que se muestren interesados o acorde con ella
recibirán una parte diríamos "mas organizativa", es
decir, como vemos nosotros que puede ser la operatoria para ir
realizándola, concretizándola. Para ello, y para hacernos llegar
respuestas, críticas, etc, escribir sin otra mención a:
Aída Foster
C.P. N° 1034 Rivadavia
xxxx x° “x”
Capital Federal. República
Argentina
Teniendo
en cuenta cuánto puede tardar en llegar esta carta a las direcciones
que poseemos y su posterior circulación, sumado a lo que puede
llevar la discusión interna sobre la misma (para quien cree que vale
la pena estudiarla), más el plazo que demanda escribirla y a que
llegue al destino, no es irrazonable pensar que para julio o agosto,
con optimismo antes, tendremos un panorama de qué se piensa sobre la
misma.
A
todos aquellos que nos escriban les garantizamos que recibirán
una copia de todas las respuestas recibidas. La organización
posterior de la correspondencia, discusiones, etc., ya formará
parte de quienes acuerden con ello y de la manera que acuerden entre
sí.
A los
que estén de acuerdo con el espíritu de la propuesta les
solicitamos su divulgación y el detalle de a que grupos (y si se
puede; con sus direcciones) les han hecho llegar esta convocatoria.
Uruguay,
Febrero de 1986
Nota
aclaratoria
En
discusiones posteriores a esta reunión, algunos participantes de la
misma, quienes elaboramos y venimos impulsando estas ideas, decidimos
clarificar mejor el punto 5 de la propuesta para que no se preste
lugar a confusiones.
Como
decíamos renglones antes, a esa revista no la concebimos como un
ramillete de posturas políticas disímiles bajo una tapa en común:
no implicaría ningún aporte ni una superación a la situación
existente. Además, para dar a conocer las diversas posturas
políticas bastaría con garantizar una distribución de los
materiales de cada grupo.
Pero
tampoco la vemos como algo amorfo, anodino, como sería una revista
de «generalidades», en la que todos coincidirían por ser
justamente eso, generalidades.
Por
ello la definimos de una manera más rica y compleja, constituida por
tres partes: Una, común a todos los grupos intervinientes, elaborada
de común acuerdo entre todos, que explicitaría y/o fundamentaría
posturas compartidas. Una segunda parte donde el TEMA es elegido de
común acuerdo y las posturas son individuales. Y una tercera parte
donde el tema es elegido libremente por cada participante, donde
puede impulsar la discusión de temas que considere importantes y que
a su juicio no son tomados o valorados correctamente por
los demás. O un tema «nuevo», o una argumentación distinta.
Y
consideramos fundamental la inclusión de las tres partes en esta
propuesta internacional.
La
primera, porque carecería de sentido hacer un trabajo y una
publicación en común si no somos capaces de acceder a puntos de
acuerdo y que ésta sea una tendencia que tratemos de profundizar y
fortalecer. Nos ayudará a sentar nuevas bases para combatir la
debilidad y el aislamiento actual.
La
segunda, porque ante determinados temas (Sudáfrica, Bolívia, los
mineros ingleses) tendremos posiciones y argumentos comunes en alguna
medida (mayor o menor según el caso). Pero también tendremos
argumentos distintos sobre estos temas, especialmente en lo que hace
a propuestas prácticas, etc. En este caso, la parte común saldrá
en la primer parte, la parte distinta sobre el mismo tema saldrá en
la segunda y habrá allí la posibilidad de discutir públicamente el
resto de las posiciones sobre las cuales no hubo acuerdo: posibilidad
de conocerlas y hacerlas conocer; posibilidad de combatir y allanar
el camino a nuevas síntesis. También se podrá discutir cualquier
tema hoy «abierto» que se haga necesario enfrentar en común.
La
tercera parte es fundamental pues es la puerta imprescindible para
que no se pueda frenar burocráticamente EN NINGÚN CASO la lucha con
lo que es polémico entre nosotros. La común con las dos partes
anteriores es la contribución «a la necesaria polémica pública
sobre las cuestiones vitales que hacen a las tareas del momento
(...)».
En
las dos partes anteriores había acuerdo de conjunto en el tema y
esto se decidía por unanimidad, lo cual implica que de no
existir acuerdo sobre la valoración política de la importancia de
algún tema éste no saldría si la revista se limitase a esas
dos partes. Pero para nosotros sería incorrecto si se limitase allí,
y tales cuestiones deben salir en la tercer parte ya que la decisión
de qué escribir en ella es incumbencia exclusiva de cada uno, sólo
restringida a que respete el acuerdo sobre los discriminantes y que
no se exceda en el largo previsto (dos o tres hojas, por ejemplo).
Y es
aquí donde tendrán cabida las cosas nuevas y también las
diferencias o valoraciones políticas sobre el grado de importancia
de algunos temas que puedan ser importantísimos para algunos y que
al no ser compartido este punto de vista no saldrían nunca en esta
publicación común de no existir la tercera parte. Tenemos acuerdos
pero también diferencias, no sólo en la forma de enfocar un tema
sino en la elección misma de lo que se jerarquiza. Nada ganaríamos
negándolas, ignorándolas o ejerciendo sobre ellas un poder
burocrático que impida su aparición pública en un medio común.
Por el contrario, debemos estimular el estudio y la polémica
francas, con respeto y sin sectarismos, actividad
ésta que también debemos realizar en común y públicamente:
quienes trabajan públicamente juntos pueden y deben discutir
públicamente juntos. Se reforzaría así un trabajo
internacional colectivo.
Es
probable que algunos puedan desear una revista cuyo contenido sea
íntegramente común y compartido entre todos los intervinientes, con
alto grado de homogeneidad. Pero una revista así tardaría años en
salir y lo más probable es que si saliese serviría de muy poco,
pues estaría conformada por definiciones más allá del espacio y
del tiempo. Es que una revista no es sólo un ejemplar, sino que es
una relación que por fuerza no puede inventar una realidad
con un grado de desarrollo y centralidad de la lucha de clases que
hoy no existe, realidad de la que todos formamos parte.
Por
supuesto que es posible realizar una revista con una mayor
homogeneidad si la actividad internacional (que no es lo mismo que
internacionalista) se limita a sí mismo y a algunos grupos (o
«secciones») con los cuales ya viene desarrollando un trabajo, pero
no aportaría a superar la situación que da cuenta esta propuesta.
También
creímos necesario aclarar nuestras ideas sobre la censura, pues
seguramente habrá quienes planteen la necesidad de poner
limitaciones a la parte «libre» de la revista, es decir, censurar.
Y no faltará quien condicione su participación a la posibilidad de
controlar y censurar los artículos que salgan en ella: no por nada
estamos en la actual situación.
Para
nosotros presentar el problema así es tremendamente equivocado.
Como
dijimos en la Propuesta, partimos de una base: un acuerdo
político-práctico en dar una respuesta coordinada ante ciertos
ataques del capital, un trabajo común, momentos efectivos de enlace
y orientación ante cuestiones concretas y graves que afectan al
proletariado mundial. Hablar de la revista sin lo antedicho no
tiene sentido, por eso la revista sólo es propuesta a quienes
«efectivamente coinciden en una práctica y llevan adelante todos
los puntos de la propuesta, en particular el punto 1°.
Justamente
porque partimos de allí es que no admitimos que se censure un
artículo de quien acuerda prácticamente con los discriminantes y
con quienes compartimos la acción común, decidida también
comúnmente.
Naturalmente
no estamos hablando de un artículo contra los puntos que nos une,
pues en todo caso el grupo no cumpliría los requisitos para
participar en la propuesta y el problema de la censura no sería tal
pues directamente el «censurado» es el grupo. Lo que estamos
afirmando es que no podemos ignorar que, acordando con esos
discriminantes (con las modificaciones y ampliaciones que se le
pueden hacer), es seguro que existen miles de diferencias o
valoraciones distintas sobre cuestiones importantísimas y nada
ganamos tapándolas o ignorándolas y forma parte del nacionalismo
imperante pretender resolverlas solos al margen de un crecimiento
internacional y común.
Para
finalizar repetimos algo que dijimos dos páginas atrás: no nos
aferramos a cada letra que escribimos, sino que estamos convencidos
en luchar por concretar su sentido general e insistimos:
Para
nosotros la propuesta es una integridad. Como tal la planteamos, la
impulsaremos y sobre esa base encararemos las relaciones con los
diversos grupos y personas que en todo el mundo se plantean un
objetivo fundamental: la revolución proletaria mundial.
Argentina,
marzo de 1986
Emancipación
Obrera y Militancia Clasista Revolucionaria
Posdata
Esta
propuesta fue escrita y llevada a la Reunión de Montevideo por
Emancipación Obrera y Militancia Clasista Revolucionaria. Corregida
y aprobada en dicho encuentro por todos los participantes, su
reproducción quedó a nuestro cargo, así como la nota final corre
sólo por cuenta nuestra.
Emancipación
Obrera
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